jueves, 27 de noviembre de 2008

La Bata de Cola.

Como ya sabemos, la copla es un declaración de sentimientos, de pasiones encontradas y amores altaneros que traducen en quebrantos las lágrimas o la alegría que nacen en una historia vivida. León, Quintero o Quiroga parieron letras que fueron la banda sonora de la España de los años cuarenta y cincuenta y que hicieron suyas voces tan personales como las de Paquita Rico, Concha Piquer, Marifé de Triana, Manolo Caracol, Antonio Molina, Farina..., artistas que tejieron la historia de la canción española.
Unos de los elementos característicos, no solo de la copla, sino también del baile flamenco, es la Bata de Cola.
Lo que se diferencia entre la bata que se utiliza en la copla y la que se emplea en el flamenco, en el primer caso «es un adorno mientras que en el flamenco es un elemento de expresión del baile que requiere una técnica muy difícil que ayude a mover los 30 metros de tela.
Lo cierto es que la bata de cola, es un elemento que nos caracteriza en todo el mundo junto al toro, las castañuelas, etc.
Unas de las grandes maestras del baile flamenco y de las que maneja mejor este imponente instrumentos es Matilde Coral.
Matilde, fue primera bailarina del tablao `El Duende´. De su escuela-estudio, han salido muchas de las primeras figuras del baile de nuestros tiempos, y que hoy día está reconocido como centro homologado y autorizado por la Junta de Andalucía, desde de 1967.
Tanta es la influencia que tiene la bata de cola en nuestra cultura, que hasta tenemos una Barbie flamenca. Aunque más que flamenca es coplera, con bata de cola y mantilla.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los amantes de Teruel.

Teruel es una pequeña ciudad española, ubicada en Aragón. Y “los amantes de Teruel” una bonita y trágica historia de amor convertida en leyenda, o una leyenda sustentada en historia.¿Quiénes eran realmente esos dos enamorados, esculpidos con rostros muy jóvenes y una mano de cada uno de ellos intentando tomar la otra sin conseguirlo?¿De qué murieron realmente? ¿Es posible morir de amor?
La historia, se remonta al siglo XIII y a Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura. Los jóvenes pertenecían ambos a familias nobles, pero Juan Diego, al no ser primogénito, tendría que ostentar toda la vida el cargo de “segundón”. Los segundones no heredaban y no les quedaba otro remedio que trabajar para otros o vivir en la casa del hermano mayor y su familia ejerciendo de trabajador no asalariado. Muchos “segundones”, y ya bien entrado el siglo XX, no podían casarse porque la hacienda, heredada siempre por el hijo mayor, sólo permitía mantener a una familia. Juan Diego e Isabel, que se conocían desde pequeños, se enamoraron, pero el padre de la joven se interpuso a su amor por considerar que el pretendiente no estaba a la altura de su hija. El muchacho logró entonces una especie de pacto con su posible futuro suegro. El hombre le conminó a pasar cinco años haciendo una Fortuna y labrándose un porvenir, si lo conseguía, la mano de Isabel sería para él. Juan Diego pasó ese tiempo esforzándose por ser merecedor de la muchacha a los ojos de la familia, pero el padre de Isabel, entre tanto, arregló una boda con un hombre apellidado Albarracín.Aquí las versiones cambian. Hay quien asegura que Isabel ya estaba casada y otros que iba a desposarse al día siguiente de la llegada de Juan Diego. En cualquier caso, parece que el muchacho logró entrevistarse con su amada y le pidió un beso. Ella, pese a estar enamorada, se lo negó, y lo hizo porque le importaba la moral de la época, no podía desobedecer a su padre o ya tenía marido. En cualquier caso, la decepción hizo que Juan Diego muriera allí mismo de dolor.Al día siguiente, en los funerales del muchacho, apareció una figura enjuta y enlutada dispuesta a dar a su amor muerto el beso que le negó en vida, y ese beso se convirtió en eterno porque Isabel murió fulminada también sobre el cuerpo de Juan Diego.Hasta aquí la historia o leyenda, pero queda en el aire saber a quién pertenecen los cuerpos momificados sobre los que se esculpió un monumento excepcional, cual fue la causa de su muerte y a qué se debe esa supuesta neblina que muchos testigos afirman haber visto.

martes, 11 de noviembre de 2008

Julio Romero de Torres. El Pintor del Alma.

Julio Romero de Torres nació en Córdoba el 9 de noviembre de 1874.
Hacia 1914 se traslada a la capital de España, Madrid, en donde entra en contacto con el ambiente intelectual y artístico de la época.
Ese momento comienzan a cobrar vida en sus obras, reflejando la influencia que el pensamiento de su estimado amigo Ramón del Valle-Inclán o el sentir de Rubén Darío, ejercían sobre él. A través de simbólicos paisajes, recreó el mundo psíquico en todos sus matices. La alegoría se convierte así en una de las características predominantes en la pintura del artista cordobés, el bien y el mal, la pureza y la promiscuidad, lo sagrado y lo profano, que son la temática de cuadros como “Amor sagrado” y “Amor profano” o “Las dos sendas”.
Mucho se ha escrito sobre la originalidad de este pintor que en los albores del siglo XX supuso una revolución en el mundo de las artes plásticas y es que, más allá de su depurada técnica, del uso magistral de luces y sombras, del juego exquisito entre realidad y fantasía, entre sueño y vigilia, que está presente en todos sus lienzos, cada uno de sus cuadros es una historia vivida, una historia contada por las manos de quien navegaba por la psicología de sus modelos hasta llegar a lo más profundo de su alma. Dentro de este marco, coloca a la mujer a la que hace protagonista a la vez que espectadora de su propio destino. El pintor la ha de representar como víctima resignada de sus circunstancias y de un mundo de hombres en donde la mujer siente, piensa y se comporta de acuerdo a lo que se espera de ella; pero al mismo tiempo la aleja de los convencionalismos para mostrarla tal y como es, tal y como la ve, dueña de sí misma.
La mujer es la gran transformadora y como tal puede transmutar a la vez que transmutarse interiormente. Por una lado la mujer, por otro la dama. De una parte la fiel compañera, de otra la cortesana. De un lado el recato, de otro la pasión. Como vemos aparece de nuevo la dualidad, el eterno combate entre lo que es y lo que debe ser.
Julio Romero de Torres murió el 10 de mayo de 1930 dejando tras de sí una estela de leyenda y una obra prodigiosa, que pasó de los mil cuadros, repartidos hoy por todo el mundo.
Esta fué la idea que animó la obra del genial artista cordobés . Un concepto eterno, una verdad profunda y desnuda, un penetrante viaje a lo más profundo de aquello que ha sido llamado a ser inmortal: el alma. Nadie como él supo plasmar con el pincel el mundo sutil e invisible que nos rodea, traspasando los límites de las formas para llegar hasta la esencia de las cosas, “...porque los ojos están ciegos. Hay que buscar con el corazón...” . Y en esa búsqueda, el pintor inventó una nueva forma de expresión, un concepto literario de la pintura eminentemente renacentista, en perpertuo equilibrio entre el misticismo, la sensualidad y la melancolía. Teniendo siempre como escenario, eso sí, la enigmática y eterna Córdoba.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Don Juan, el Burlador de Sevilla

Después de 300 años de existencia, Don Juan sigue siendo el mismo. Un hombre capaz de cualquier cosa con tal de conseguir lo que desea. Y sus gustos casi siempre tienen nombre de mujer. Pero nunca se enamora, sólo se burla de ellas, arrebatándoles el honor.
Es tan atrevido que osa invitar a un muerto a cenar, burlándose así de la otra vida.

Cuando se habla de Don Juan, todo el mundo tiene en mente al Tenorio de José Zorrilla. Pues no es el único, ni mucho menos el original.
A ver, Tirso de Molina, allá por el siglo XVII, se hizo eco de una leyenda popular, referida a un seductor nato, preocupado tan sólo de pasarlo bien y de burlarse de todo el mundo, sobre todo de las mujeres. En ningún momento se enamora, como sí lo hace el Don Juan de Zorrilla. Es, como el propio título indica, un burlador, y más aún, de Sevilla.Tirso adoptó este personaje y lo hizo protagonista de una comedia que escribió hacia el año 1615: El burlador de Sevilla y convidado de piedra.

Con el tiempo, el mito de Don Juan se ha hecho famoso en el mundo entero. Don Juan, a quien le importan más bien poco los lamentos de las ofendidas damas, se toma la vida como un juego. ¿Él arrepentirse? Esa palabra no encaja en su forma de ver las cosas. Pensad que, cuando se escribió la obra, la mentalidad española estaba influida por la Iglesia y la necesidad de arrepentirse de los pecados.

Llega Don Juan y se burla no sólo de las normas de la Iglesia, sino también del sentido de la Justicia, encarnando uno de los sueños más antiguos del ser humano: una vida vivida en absoluta libertad.Al final, Don Juan no tiene tiempo de arrepentirse y muere abrasado en el infierno. Antes, llega incluso a mofarse de un muerto hasta invitarle a cenar. En cambio, el Don Juan de Zorrilla sí se arrepiente antes de morir, y es el amor lo que le redime.