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viernes, 14 de mayo de 2010

Goya y la Duquesa.

La relación entre Goya y la Duquesa de Alba se remonta a los años iniciales de la década de 1790. Al adentrarse el maestro en los círculos aristocráticos (de la mano de la Duquesa de Osuna) se puso en contacto con los Duques de Alba y su particular entorno. En 1795, el pintor realizó un retrato al Duque y otro a la Duquesa, formando pareja. Doña María del Pilar Teresa Cayetana de Silva y Álvarez de Toledo, XIII Duquesa de Alba, era una de las mujeres más atrayentes del Madrid de la Ilustración. Su belleza ha sido cantada por poetas y músicos; de ella decían que era tan bella que cuando paseaba por la calle todo el mundo la miraba desde las ventanas y hasta los niños dejaban sus juegos para contemplarla. Casada a los 13 años y viuda a los 34, murió una vez cumplidos los 40 años posiblemente envenenada, según las malas lenguas, por la reina María Luisa de Parma.
Doña Cayetana tenía un fuerte temperamento y era conocida en los suburbios de Madrid por disfrazarse de maja y participar en las fiestas populares. Protectora de actrices, poetas, pintores y toreros, llegaba a disputarse los favores de los bellos jóvenes con otras cortesanas, incluso con la propia reina. Todo un personaje como puede apreciarse. Primeramente, Goya retrató a la Duquesa ataviada con un elegante vestido de gasa blanca, adornado con una cinta roja en la cintura y varios lazos del mismo color en la pechera y en el pelo y un collar. La acompaña un perrillo faldero que simboliza la fidelidad, posiblemente la que le profesaba el mismo pintor. La belleza de la dama es perfectamente interpretada por el aragonés, aunque debamos considerar diferente el canon de belleza del siglo XVIII al actual.
Se cuenta, que cuando enviudó de su marido, se fue a pasar una temporada a Sanlúcar de Barrameda, viaje al que la acompañó el pintor, allí, éste la retrató vestida de luto, lo curioso de este cuadro es que La Duquesa llevaba lleva dos anillos en la mano derecha con los nombres "Alba" y "Goya" y con la otra mano, La Duquesa señala a suelo donde se encuentra la inscripción pintada "Solo Goya".
También se intuye que lo retratos de “Las Majas”, también le corresponden a ella.
Durante su estancia en Sanlucar, el pintor el dedica también infinidad de grabados y dibujos “Álbum de Sanlúcar”
En fin, la supuesta relación de estos personajes, dos de los mas influyentes de nuestra historia, será cierta o estamos ante una leyenda urbana?

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los amantes de Teruel.

Teruel es una pequeña ciudad española, ubicada en Aragón. Y “los amantes de Teruel” una bonita y trágica historia de amor convertida en leyenda, o una leyenda sustentada en historia.¿Quiénes eran realmente esos dos enamorados, esculpidos con rostros muy jóvenes y una mano de cada uno de ellos intentando tomar la otra sin conseguirlo?¿De qué murieron realmente? ¿Es posible morir de amor?
La historia, se remonta al siglo XIII y a Juan Diego de Marcilla e Isabel de Segura. Los jóvenes pertenecían ambos a familias nobles, pero Juan Diego, al no ser primogénito, tendría que ostentar toda la vida el cargo de “segundón”. Los segundones no heredaban y no les quedaba otro remedio que trabajar para otros o vivir en la casa del hermano mayor y su familia ejerciendo de trabajador no asalariado. Muchos “segundones”, y ya bien entrado el siglo XX, no podían casarse porque la hacienda, heredada siempre por el hijo mayor, sólo permitía mantener a una familia. Juan Diego e Isabel, que se conocían desde pequeños, se enamoraron, pero el padre de la joven se interpuso a su amor por considerar que el pretendiente no estaba a la altura de su hija. El muchacho logró entonces una especie de pacto con su posible futuro suegro. El hombre le conminó a pasar cinco años haciendo una Fortuna y labrándose un porvenir, si lo conseguía, la mano de Isabel sería para él. Juan Diego pasó ese tiempo esforzándose por ser merecedor de la muchacha a los ojos de la familia, pero el padre de Isabel, entre tanto, arregló una boda con un hombre apellidado Albarracín.Aquí las versiones cambian. Hay quien asegura que Isabel ya estaba casada y otros que iba a desposarse al día siguiente de la llegada de Juan Diego. En cualquier caso, parece que el muchacho logró entrevistarse con su amada y le pidió un beso. Ella, pese a estar enamorada, se lo negó, y lo hizo porque le importaba la moral de la época, no podía desobedecer a su padre o ya tenía marido. En cualquier caso, la decepción hizo que Juan Diego muriera allí mismo de dolor.Al día siguiente, en los funerales del muchacho, apareció una figura enjuta y enlutada dispuesta a dar a su amor muerto el beso que le negó en vida, y ese beso se convirtió en eterno porque Isabel murió fulminada también sobre el cuerpo de Juan Diego.Hasta aquí la historia o leyenda, pero queda en el aire saber a quién pertenecen los cuerpos momificados sobre los que se esculpió un monumento excepcional, cual fue la causa de su muerte y a qué se debe esa supuesta neblina que muchos testigos afirman haber visto.