El Bikini

La historia sitúa el origen de las dos piezas de baño en el año 1600 antes de Cristo, lo que se deduce gracias a los mosaicos decorados con dibujos de mujeres en lo que conocemos como bikini, hallados en una antigua villa siciliana.
La bailarina Micheline Bernardini, del Casino de París, fue la primera modelo en posar con bikini. El inventor de la prenda, el ingeniero francés Louis Reárd, tuvo que recurrir a ella porque ninguna modelo profesional se atrevía a lucir una prenda tan provocativa.
En 1930 surge lo que podríamos calificar del primer bañador femenino. Eso sí, los pantalones tenían que cubrir obligatoriamente los muslos. La prenda estaba hecha de lana, y al mojarse podía pesar más de tres kilos. En esa época la añorada Coco Chanel puso de moda entre las mujeres el bronceador de rostro.
Por razones éticas, el bikini no se popularizó hasta los años sesenta, de la mano de las grandes actrices del cine, los medios y la apertura política y social de occidente. Tambien en los 60, apareció la lycra, una fibra que puede ser tensada y estirada hasta agrandar su tamaño seis veces. Gracias a la lycra empezaron a fabricarse los primeros bañadores elásticos. Era julio de 1946 y Estados Unidos acababa de realizar sus primeras pruebas nucleares de plutonio sobre las islas Bikini. El nuevo traje de baño, nacía con vocación explosiva por lo que recibió el nombre de dicha isla.
Una jovencísima Brigitte Bardot y sus descansos en Saint Tropez y Cannes supusieron un hito en la promoción del bikini. Su papel en Y Dios creó a la mujer, en 1957, animó a decenas de mujeres a demandar la prenda. Está actriz catapultó el bikini a un rotundo éxito que se mantiene luego de más de cinco décadas.

En realidad el bikini fue una evolución lógica del tradicional bañador.